desde luego, 
pero en algún momento 
su recuerdo 
dejó de acompañarme a todas partes. 
Quedó atrás, 
como queda atrás una ciudad 
cuando el tren sigue su marcha. 
Está allí, 
en algún lugar a nuestra espalda, 
y si hace falta 
puede uno tomar otro tren 
e ir a asegurarse de que la ciudad 
todavía sigue allí...

 
 
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